Monday, August 6, 2012

Saber decir "NO"


Saber decir “NO” cuando es necesario cuesta. 
No hay que abusar utilizándolo a todas horas. Y tampoco no tenemos que vetarlo por miedo a reprimir a nuestros hijos. Los niños necesitan que les pongamos límites, y los comprueban intentando saltárselos para estar seguros que no se salen de ellos. El “NO” nos sirve a los padres para advertirles de peligros evidentes: “No toques los cuchillos de la cocina”, “no metas los dedos en los enchufes”… y, si hace falta, les acompañamos con un gesto para evitar que lo hagan.
Pero existen otras situaciones en las que el estar educando bien o mal es subjetivo desde el punto de vista de los padres. En ocasiones es muy fácil caer en la tentación de no decir nada a los hijos con la excusa de que estaríamos reprimiéndolos al decirles “no hagas tal cosa o tal otra”, por ejemplo a un niño de dos o tres años que pega a otros niños. Unos padres demasiado permisivos podemos pensar que es mejor no decirle nada a este niño porque la vida misma ya le enseñará cual es la consecuencia de pegar, cuando el niño reciba una torta de otro niño ya aprenderá la lección. Personalmente estoy convencida de que sería un error por parte de los padres no decirle nada a este niño que pega, este niño debe aprender que “no se debe pegar porque estás faltando el respeto a la otra persona al hacerlo” no porque “si pego me pegan”.
Unos padres que han recibido una educación autoritaria pueden repetir el mismo patrón autoritario con sus hijos y usar el “NO” desmesuradamente, o ser demasiado blandos y permisivos (normalmente por miedo a hacer daño a sus hijos), o bien pueden saber encontrar el equilibrio entre las reprimendas y las felicitaciones y usar el “NO” en la medida justa.
Cuando se instauran unas normas en el hogar, han de hacerse cumplir, y si se hace desde el amor no se le está haciendo daño a un hijo, se le está haciendo un favor. De todos es sabido que los padres que no enseñan el respeto a sus hijos durante los primeros años de la infancia difícilmente lo conseguirán en la adolescencia. Los niños, si de bien pequeños aprenden a respetar el “NO” de sus padres, en la adolescencia no les “resbalaran” las normas del hogar. Al haber tenido unos límites donde aferrarse, crecen sin menos inseguridades y más confiados.
Es también importante que los dos padres, el padre y la madre, hagamos respetar los límites. No es conveniente que uno tenga el rol exclusivo del policía malo y el otro el papel del bueno. Tenemos que respaldarnos mútuamente y estar de acuerdo delante de nuestros hijos con las normas (de no ser así, las diferencias tenemos que discutirlas a solas, sin la presencia de los hijos). Y no está de más añadir que los padres también tenemos unas normas que seguir y cumplir y que no podemos saltárnoslas y esperar que nuestros hijos lo acepten sin más.
Decirles “NO” a los niños no es malo cuando no se abusa de él, es coherente elamor prevalece ante todo.

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